martes, 16 de febrero de 2010

Caso Práctico Nro. 2 SEGMENTACION EFICIENTE

SEGMENTACION EFICIENTE Y DEFINICION DEL POSICIONAMIENTO DE VALOR

CASO PRACTICO Nº 2

Vamos a ver a continuación un caso modelo práctico paso a paso con la finalidad de aprender y demostrar la utilidad e importancia de la segmentación de mercados para la definición del valor y su posicionamiento en el mercado.

EMPRESA DE IMPRESOS EN GENERAL

Magenta S.A.C. es una empresa que se dedica a la fabricación de impresos en general. Si bien es cierto funciona como una imprenta que brinda servicios gráficos al público en general, comprende que este servicio es insuficiente para satisfacer las expectativas comerciales y empresariales que desean. Se trata pues de una imprenta mediana con capacidad de producción al mismo nivel y con los altibajos propios de este negocio altamente competitivo.

Angelita Recamier, su nueva ejecutiva, ha sido contratada para emprender algunas actividades de marketing que puedan sacar adelante nuevos proyectos comerciales. Así, lo primero que observa Angelita es que los dueños tienen por idea fabricar una serie de productos impresos para comercializarlos al por mayor después de fabricados (tales como tarjetas de cumpleaños, diplomas, fólderes, etc.) Angelita con mucho tino y sentido común advierte que ésta no es la manera idónea y estratégica de iniciar un plan comercial así como sus actividades de mercadeo. Sabe que no se deben fabricar los productos primero y comercializarlos después.

Por eso, tiene en mente fabricar productos custom-made[1], es decir de acuerdo a las necesidades y demandas del mercado consumidor. Llega a esta conclusión por una sencilla razón: los productos preconcebidos pueden ser muchos e indefinidos –o muy estandarizados, idénticos y sin valor agregado- y también existe una fuerte competencia en el mercado. Dada la capacidad productiva de la imprenta, no podría llegar a cubrir un mercado tan amplio ni llegar al nivel de costos y precios de competidores como Colorama, Bruño o Navarrete.

Ahora la cuestión es por dónde empezar.

Angelita aplicará el proceso del posicionamiento del valor para desarrollar sus planes de mercadeo y empezará con la selección de dichos valores para su empresa. Utilizará el modelo STP (Segmentación-Targeting-Posicionamiento) aprendido y experimentado en clases, para generar el valor suficiente y competir con viabilidad operativa en el mercado.

No obstante ello, Angelita deberá demostrar porqué esté procedimiento es el adecuado ya que los dueños de la empresa insisten en aplicar el modelo convencional. Aquellos insisten en los argumentos típicos del “¿quién no necesitaría esto?” -es decir, aluden a todo el mercado de consumo, a todas las personas o empresas- y por consiguiente todos y cualquiera debería o podría comprar. Sin embargo, Angelita comprende que, visto de esta manera, se dejarían las actividades comerciales, el marketing y las ventas a las probabilidades de aceptación del mercado (Marketing Pasivo[2]) y no se observarían resultados productivos (lo que no implica que los productos no se puedan vender).

Angelita quiera hacer algo más profesional, eficiente y productivo con las actividades de marketing. Para ello subdivide con acierto las actividades de marketing en dos líneas: aquellas para las actividades comerciales típicas de la empresa –para los servicios de impresión- y otra, para los productos custom-made. En esta segunda línea de productos utilizará el posicionamiento de valor y empezará con la segmentación de mercados.

Segmentando el mercado

Angelita sabe que ella no puede segmentar el mercado pues el mercado se segmenta por sí sólo y por algo que se denomina movilidad social de mercado[3]; mas si puede visualizar, identificar y seleccionar subgrupos que le sean de interés en todo sentido (comercial, rentabilidad, viabilidad, etc.) Para poder llegar a aquellos grupos de interés en sus planes comerciales (targets o mercados meta) deberá empezar a partir o fraccionar el mercado general bajo un criterio especial que le permita en todo momento no dejar de perder la brújula de su negocio.

Angelita sabe que no hace marketing por hacerlo sino para satisfacer las expectativas y necesidades de la empresa[4]. Esta brújula o norte que la guiará permanentemente es la idea principal de negocio o soporte comercial de la empresa, es decir, porqué consideramos que este negocio en el que estamos es efectivamente “un buen negocio”, una actividad lucrativa o beneficiosa. Si la empresa y Angelita no lo tiene claro, es importante que lo haga antes de iniciar actividades de mercadeo. Así, ella comprende que “fabricar impresos mediante ciertos procedimientos productivos instalados genera un margen de ganancias atractivos en un mercado que los necesita, compra y utiliza”, es decir, hacer impresos sabiendo cómo hacerlos productivamente, deja márgenes de ganancia satisfactorios al venderlos. Entonces, bajo este concepto, Angelita comprende que debe comercializar productos impresos productivamente siempre y cuando deje siempre tales márgenes de satisfacción económica. Si lo logra, su objetivo estará cubierto. No debe perder esto de vista jamás. Pero si la empresa viera este negocio desde una perspectiva meramente económica, Angelita, para hacer marketing eficiente deberá poder ver más allá de estos parámetros.

Un impreso –reflexiona Angelita- es un producto tangible que cumple diversas funciones pero básicamente en un agente comunicador. Un impreso comunica y transmite algo: un mensaje, una sensación, una imagen o concepto. Parece un razonamiento muy básico pero es importante partir de aquel ya que a la larga, las personas y las empresas compran y utilizan impresos con esta finalidad. Por lo tanto, visto así, si todas las personas y empresas necesitan comunicarse… ¿cuántas y cuáles lo podrían o deberían hacer a través de un impreso?

Aquí nace el primer nivel de segmentación, denominado nivel cero. El nivel cero divide al mercado general entre quienes necesitan el producto o servicio y quienes no. Sin embargo el nivel cero suele ser ambiguo a veces. ¿Quién determina que algo se necesita o no? (sobretodo tomando en cuenta que no son los mercadólogos quienes segmentan el mercado sino los propios consumidores). Existen productos que antes no se necesitaban e incluso ni siquiera se pensaba que debían de existir y que hoy son de vital presencia en ciertos segmentos[5]. Esto nos lleva a pensar en dos conceptos importantísimos para el marketing de hoy: poder y deber.

Poder y deber utilizarlos son conceptos tan explotados por el marketing y la publicidad que no tenerlos en cuenta para desarrollar el segmento cero (nivel cero) es un error. O bien el mercado puede utilizar el producto o bien el mercado debe utilizar el producto. Si no lo necesita en realidad, entonces puede empezar a utilizar el producto según como nosotros se lo mostremos e enseñemos. Lo que hacemos es mostrarle el potencial de uso.

Pero si lo necesita, entonces en realidad debe comprar el producto. Nosotros le hacemos sentir sus carencias y necesidades insatisfechas para que lo compre. Sin embargo como hemos señalado antes, no sabemos con precisión quién determina qué y porqué es necesario algo. Lo que si sabemos es que las carencias y necesidades suelen ser en algunos casos poco apremiantes pero jamás eludibles. Tarde o temprano se necesitarán satisfacerlas. Por lo tanto, durante el nivel cero, jamás debemos definir nuestro producto como “innecesario” a menos que efectivamente sea así (y tomando en cuenta que casi nada es innecesario en algún momento)

Por lo tanto, un criterio apropiado de segmentación –y para escapar de la ambigüedad- es dividir al mercado entre quienes “necesitan” el producto y quienes “no necesitan” teóricamente hablando.

Angelita comprende entonces que, los impresos como forma de comunicación son necesarios para ciertas formas de comunicarse. Las personas o individuos se comunicarían impresamente a través de ciertos productos (tarjetas y otros) de manera poco frecuente, digamos, en ocasiones especiales. Mientras que las empresas e instituciones si necesitan más comunicación impresa (brochures, catálogos, etc. pero que no podrían hacerse de manera genérica sino particular). En conclusión, las personas si necesitan comunicarse con impresos estandarizados pero no muy frecuentemente; y las empresas si necesitan comunicarse más frecuentemente pero con impresos no estandarizados, es decir, con sus propios diseños y contenidos corporativos (esto vendría entonces en la primera línea, la de servicios de impresión en general). Por lo tanto, los productos custom-made (hechos en base a las expectativas de los consumidores o clientes) son menos frecuentes.

Así la segmentación para los propósitos de Angelita en su segunda línea (custom-made) es como sigue:

  1. Del mercado general de comunicaciones (nivel 0) a
  2. Mercado de comunicaciones impresas (nivel 1) a
  3. Mercado de individuos -no empresas- que se comunican utilizando impresos (nivel 2) a
  4. Mercado de individuos que se comunican utilizando impresos de manera poco frecuente (nivel 3)

Antes de continuar, Angelita se hace una pregunta: “¿por qué el nivel 2 no debería ser el target o mercado meta? Total es más grande, ¿no?”

El mercado del nivel 2 abarca a todos los individuos que se comunican a través de impresos sin importar qué tan frecuentemente lo hagan. Aquí podemos observar que la composición incluye el factor frecuencia. Efectivamente hay personas que se comunican quizás muy frecuentemente, algo frecuente, menos frecuente, poco frecuente, a través de impresos tales como tarjetas, notas, cartas, etc., pero es difícil diferenciar y sobre todo ubicar y señalar la línea divisoria entre los subgrupos si acaso la hay.

Dicho de otra forma, Angelita al aplicar las 4 condiciones básicas de segmentación (unidad, medición, accesibilidad y rentabilidad) encuentra qué solo el nivel 3 es el que mejor cumple con la condición de Unidad (aunque sus jefes insistan en que haya que “atacar” al nivel 2 porque “ahí hay más gente”). Ella considera que, los individuos que utilizan impresos como forma de comunicación con poca frecuencia son la mayoría en el nivel 2.

¿Y por qué este criterio tan especial para segmentar el nivel 2 y llegar al nivel 3? ¿Por qué Angelita no utilizó otros criterios como ubicación geográfica, sexo o nivel de poder adquisitivo? ¿Por qué utilizó la frecuencia de uso como criterio de segmentación?

No debemos olvidar lo que afirmamos anteriormente: “Para poder llegar a aquellos grupos de interés en sus planes comerciales deberá empezar a partir o fraccionar el mercado general bajo un criterio especial que le permita en todo momento no dejar de perder la brújula de su negocio.” Dicho así, lo que Angelita busca permanentemente es rentabilidad en base a la productividad del negocio.

Su empresa podría fabricar gran cantidad de impresos debido a la capacidad instalada que poseen pero… ¿cuánta garantía existe de que se venderán y no se quedarán con las existencias (sobrestock)? Si sucede, Angelita no habrá logrado la rentabilidad (inversión vs. beneficios) que busca su empresa.

Puede parecer poco ambicioso, pero la misión de marketing es clara: objetivos empresariales. Por eso, las empresas que buscan ganar grandes cantidades de dinero en el menor tiempo posible –y no al mantenimiento de la empresa en el sector con rentabilidad- recurren al marketing orientado a las ventas, la pseudo-benmarking[6] o al nemomarketing[7]. Sin embargo, no está dicha la última palabra puesto que faltan aplicar otras 3 condiciones básicas para las cuales podrían existir otros criterios de segmentación acaso más importantes.

Así, la pregunta natural a la frecuencia de consumo es de naturaleza cuantitativa. Es decir, ¿con cuánta frecuencia se consume? ¿Cuánto es poco? ¿Y cuántos son los que poco consumen? Ante esta incógnita (sobre la segunda condición o “medición”), Angelita someterá su segmentación obtenida a este rigor condicional.

  1. Muchísimos. En una ciudad como Lima esto abarca a casi todos (8.5 millones) (Nivel 0)
  2. Muchos. Personas que suelen utilizar algún impreso para comunicarse (Nivel 1)
  3. Muchos pero menos. Personas que suelen comunicarse por medios no verbales (Nivel 2)
  4. Muchos menos. Personas que prefieren comunicarse por medios no verbales (Nivel 3)

Como observamos Angelita no tiene cifras precisas pero por lo menos ha intentado encontrar un criterio de segmentación particular. Este criterio es preferencia del medio comunicacional, es decir, cómo prefieren las personas comunicarse. Gracias a este criterio, ella ha podido determinar cantidades mayores o menores, pero cantidades al fin y esto le da una noción de los volúmenes de consumidores. Si bien es cierto, las cifras exactas son las únicas que sirven para determinar la rentabilidad de un negocio, ante la ausencia de ellas, lo apropiado es siempre encontrar un criterio de segmentación útil. En este caso para identificar volúmenes, Angelita encontró en la relación “prefieren más o prefieren menos” una información útil. Esto nos demuestra que, las 4 condiciones de segmentación no siempre son posibles de aplicar con precisión pero si debemos encontrar su máximo de utilidad como veremos más adelante.

Ahora le tocará aplicar la condición de accesibilidad. Por accesibilidad debemos entender que deben existir los medios para llegar a este y poder llegar a todos al mismo tiempo. Dicho así, Angelita recrea su nueva segmentación así:

  1. Mercado abierto. Imposible de acceder y abastecer. Utópico. (Nivel 0)
  2. Acceso abierto pero hay mucha dispersión y formas de comunicación posibles que compiten entre sí (Nivel 1)
  3. Más medio o accesos pero con población muy dispersa. No hay conglomeraciones o centros de alto tránsito (Nivel 2)
  4. Menos medios, pero de mejor acceso. Conglomerados, centros comerciales, librerías, supermercados (Nivel 3)

Respecto a esta condición, Angelita ha encontrado un criterio se segmentación compensatorio: concentración. Vemos que es un criterio compensatorio a la condición anterior (medición) dado que ante la imposibilidad de saber las cifras exactas de los componentes de un segmento, lo más propicio es determinar cómo podemos acceder a ellos de manera concentrada. Ella bien podría haber elegido otro criterio tal como medios comunicacionales, es decir formas de llegar mediante el mensaje o cómo se enteran los consumidores de que existimos como oferta de mercado. O quizás, canales de distribución, entre largos y cortos según el volumen del segmento. Estos últimos son válidos también, pero para una segmentación efectiva (cumplir lo mejor posible con las 4 condiciones de segmentación) ella elige la que pueda compensar o equilibrar el desnivel o imprecisión formado por la condición de medición.

Finalmente, somete su segmentación a la última condición, la de rentabilidad. Esta es de suma importancia dado que su objetivo de mercadeo está de supeditado a los objetivos empresariales y estos exigen rentabilidad. Obviamente para la empresa le convendrán segmentos más numerosos –aunque sean solo volúmenes y no números exactos-. Sin embargo, los segmentos pueden ser en apariencia y lógica grandes –ya que no quedan más criterios para calcularlos- y ello no coincidir en que sean más rentables. Angelita deberá buscar otro criterio más útil para sus propósitos.

Analizando la rentabilidad podemos afirmar que se trata de obtener mayor cantidad de ingresos en proporción a lo invertido. Relaciona el beneficio económico –ganancia- con los recursos necesarios para obtener esa ganancia. Lo que se gana es conocido como la utilidad. Pues bien, así la rentabilidad es porcentual en la mayoría de casos. Un 30% de rentabilidad significa ganar S/0.30 por cada sol invertido. Invierto un sol y facturo por un monto de S/ 1.30 en ventas o ganancias de diverso tipo.

Las empresas suelen tener metas de rentabilidad. Otras no tanto, sólo desean ganar más de lo que invierten, es decir se vuelven utilitarias. Sea como fuere el caso hay que ganar más de lo que se invierte.

En la empresa de Angelita, no hay una meta exacta de rentabilidad. Lo incómodo de esto es que los dueños estiman que su segunda línea, la de productos custom-made, debe alcanzar por lo menos la rentabilidad de la primera, es decir entre el 25% y 30%. Es muy saludable que Angelita estime más adelante la rentabilidad de esta línea por separado si no se meterá en problemas. Sin embargo, eso por el momento es aún difícil de estimar.

No obstante ello, deberá continuar con la segmentación final. ¿Cuál de los 4 niveles de segmentación es el más rentable? El Nivel 0 lo sería si la empresa –esta o cualquiera- pudiera abastecer y satisfacer a todo el mercado. El Nivel 1, menos amplio, también lo sería si nos dedicáramos a todo tipo de formas comunicativas impresas (banners, paneles, impresos digitales, etc.)

Solo nos quedan los niveles 2 y 3. Analicémoslos:

Nivel 2. Aceptable o buen nivel de unidad. Suelen ser personas que se comunican por medios no verbales –es decir podrían utilizar otros, como los sonoros o los audiovisuales. Hay muchas formas de llegar a ellos (puntos de acceso) pero están muy dispersos con lo cual cabría utilizar medios masivos de comunicación y canales bastante largos. Mercadeo uniforme[8], productos más estandarizados[9] y costos escalables[10].

Nivel 3. Mejor nivel de unidad. Estos no solo se comunican por medios no verbales sino que también los prefieren (lo que denota menor nivel de comunicación verbal o expresión oral). Menor cantidad de puntos de acceso pero más concentrados o de mayor tránsito. Mercadeo más diferenciado, productos más flexibles y costos variables.

En ambos casos, las cosas no están muy claras. En el Nivel 2, la inversión es probablemente mayor pero escalable, es decir proporcional al tamaño del segmento según se vaya accediendo a éste por medios medianamente masivos. El éxito o fracaso de la estrategia también será en ese orden escalable. Es decir, podemos ganar o perder más a un riesgo de inversión mayor.

Mientras que en el Nivel 3 las cosas son un tanto diferentes. El segmento está señalado en conglomerados, hay más posibilidad de venta[11] pero a escala menor. Se invertirá en canales de acceso más cortos y medios de comunicación más segmentados y focalizados pero que a su vez pueden ser menos rentables (la proporción costo/beneficio).

¿Qué deberá hacer Angelita Recamier? ¿Qué decisión deberá tomar? ¿A cuál segmento deberá apuntar sus esfuerzos de marketing? ¿Debe segmentar más? ¿En caso de no resultar su estrategia, deberá seguir segmentando o por el contrario deberá aglutinar?




[1] Productos y servicios Custom-made (hechos a medida) son aquellos se surgen como respuesta a los requerimientos directos del consumidor. las empresas de consumo masivo no suelen desarrollar productos de este tipo dado que tienen un enfoque más basado en factores de productividad y sobre un amplio mercado estandarizado con muy escasas diferencias entre los productos competidores. Los commodities como servicios de energía, gas, telefonía celular o productos de pan llevar cuentan con escasa presencia de custom-made en su composición. Antaño, los productos custom-made eran denominados de naturaleza artesanal (hecho a mano) tales como los vestidos o trajes hechos en una sastrería. Hoy en día la microsegmentación nos lleva hacia el custom-made en productos más masivos.

[2] El Marketing Pasivo es considerado como aquel que, una vez desarrollados los lineamientos estratégicos centrales, se reduce a simplemente esperar resultados según las respuestas del mercado. No obstante ello, no suele ser descartado del todo, siempre y cuando se hayan aplicado previamente estrategias activas o dinámicas de mercadeo como posicionamiento y desarrollo de valor de marca o activación de Brand Marketing a lo largo de la cadena de distribución. El M.P. por sí solo no genera valor ni utilidad a la empresa.

[3] La movilidad social de mercado es una tendencia natural entre las personas de aunarse o alejarse de determinados grupos de interés social; acabando, deformando o generando con ello nuevos grupos y tendencias de consumo. La movilidad o desplazamiento es natural según los intereses de las personas tal como se puede apreciar en las redes sociales por Internet. Por ejemplo, esta movilidad en Facebook es propicia para observar y analizar qué hacen, prefieren y compran ciertos grupos sociales. La movilidad social, antes casi invisible, hoy es altamente visible en las redes sociales de Internet.

[4] Es de suma importancia definir porqué hacemos marketing en la empresa. El marketing se ha integrado con el tiempo a las labores administrativas de la empresa con la finalidad de que, a través de sus propios métodos y procedimientos, coadyuve en la consecución de los objetivos comerciales, corporativos e institucionales. El marketing no es una actividad aislada ni se supedita exclusivamente a las ventas como antiguamente se procedía.

[5] Los energizantes como Burn o Red Bull antes no eran utilizados entre los más jóvenes. Los jóvenes de generaciones anteriores también iban a fiestas y celebraciones y no requerían “entonarse” con estos productos. Hoy incluso hay jóvenes consumidores que sienten casi necesario su uso para garantizar su diversión o satisfacción. ¿Quién crea esta necesidad? ¿Es necesario el producto verdaderamente? ¿Cuál es el origen de esta necesidad? ¿O será que en realidad el producto sustituye otras necesidades no manifestadas por los fabricantes? La adicción a un producto o marca es un paso entre el poder al deber de uso y viceversa.

[6] El pseudo-benchmarking es definido como la estrategia de copiar las actividades operativas de la competencia en un afán de lograr los mismos resultados que ésta.

[7] El nemomarketing es una particular forma de hacer marketing por imitaciones o repeticiones con la finalidad de que la última aplicación o campaña resulte mejor que la anterior pero no por mejoramiento o afinamiento de las estrategias sino por capacidad de repetición. Es hacer marketing “de memoria”.

[8] Un mercado es uniforme en la medida que se pueda acceder a sus segmentos naturales o subgrupos con una misma estrategia, mismos medios y mismo producto sin mayores diferenciaciones. Caso contrario es el mercadeo diferenciado.

[9] Los productos estandarizados no hacen mayor referencia a diferencias entre consumidores –aunque las haya-, sino por el contrario, intentan uniformizar el consumo en torno a beneficios o ventajas comunes a todos los elementos de un mercado o segmento de éste. Se ofertan cuando la diferenciación -que es contraria a la estandarización- suele ser costosa en su manufactura y actividades de mercadeo o poco predictible en cuando a éxito de mercado. Caso contrario son los productos flexibles.

[10] Los costos escalables son proporciones idénticas de inversión al momento de fabricar productos, es decir, una unidad de producto costará idéntico o parecido sin importar la cantidad que se fabrique. Aunque es una utopía dar con costos 100% escalables, debido a los costos fijos (energía, salarios, alquileres, etc.) se suele buscar la mayor aproximación posible sobre todo en productos para mercados masivos. Caso contrario son los costos variables.

[11] Posibilidad de venta. Se suele confundir equivocadamente con volumen de ventas. La posibilidad de venta es la proporción probabilística de que una venta se realice sobre las que no o viceversa. Es decir, por ejemplo de que 1 de cada 10 personas adquiera el producto ante un estímulo o esfuerzo de marketing, esa es su posibilidad de venta. Aumentan las posibilidades de venta estímulos como el tráfico comercial, el merchandising, la impulsación, el impacto visual POP, la atmosfera del local, incluso el horario o la estación del año.

clase 1




DIRECCION Y OPERATIVIDAD DE MARKETING (Modelo de la cadena de valor)





¿PORQUE EL MARKETING OPERATIVO COMIENZA CON LA CADENA DE GENERACION DE VALOR?

En la actualidad, las empresas ya no comercializan productos o servicios como se hacía de manera tradicional, estos son ahora simplemente objetos de intercambio comercial (bienes). La empresas reciben dividendos a través del valor que transfieren al consumidor y este último paga un determinado precio por ellos. es decir, el consumidor paga por el valor que percibe, recibe y disfruta a través de los productos y servicios.

Por lo tanto, el objeto de aplicar el marketing en la actualidad consiste ya no tanto en la capacidad de desarrollar productos y servicios a la medida de las capacidades empresariales sino por el contrario, a la medida de las expectativas del los consumidores (customer powershift). A su vez esto se debe a la cada vez mayor capacidad de búsqueda, selección y deseo de compra o expectativa del consumidor. Él es quien ha tomado el control del poder de transformación del mercado. Hoy en día los mercados son un reflejo de lo que los consumidores son.

Cuando un consumidor compra un televisor, no compra un aparato electrónico capaz de capturar frecuencias de televisión capaces de ser reproducidas en forma simultánea. Tampoco sólo compra diversión, cultura o entretenimiento. Tampoco compra simplemente comodidad o confort. Lo que compra es su propio concepto de bienestar, es decir concibe y acepta que “tener un televisor es importante o vital” para lograr el bienestar, pero resulta que su bienestar particular (su propia idea de bienestar) tiene 24 pulgadas, cuesta S/. 1499, tiene puertos USB o tecnología digital. Todos estos atributos “engloban” su concepto de bienestar y justifican comprar y tener un televisor de tales características. Un televisor con menos cualidades o atributos podría significar “no encajar” con su concepto de bienestar, por lo cual, o no se siente satisfecho en lo personal al comprarlo o simplemente no lo compra hasta que pueda comprar el “que necesita”.

Ahora bien, estas necesidades (encajes con sus expectativas de bienestar) son aprendidas. Eso es lo más interesante e importante para el desarrollo del marketing operativo y marketing en general.

Así, tenemos a la mano un concepto clave que nos acompañará a lo largo de las operaciones comerciales de marketing: el valor. y este comienza en las propias interrelaciones humanas ya que por aprendizaje las personas empezamos a formar grupos de pertenencia.

“Pertenecer a algo” (un grupo, una institución, un status, etc. es decir, instancias sociales), significa observar, aprobar, desear, adquirir o incorporar determinadas cualidades propias, típicas o representativas del grupo. Las asimilamos con la condición y expectativa de sentirnos parte de aquel. Son los signos que identifican este grupo, los referentes que debemos incorporar para formar o sentirnos parte de aquel. Por ello mismo adquieren determinado valor.

El valor es entonces la cantidad o proporción de estima, aprecio e importancia que adquieren estos signos y que nos motivan a adquirirlos como mejor o inclusive única forma para poder pertenecer a un determinado grupo. Por lo tanto, cuando hablamos del valor de un producto o servicio, no hacemos otra cosa que hablar de aquellos signos intrínsecos o extrínsecos, tangibles o intangibles, nucleares o periféricos, que rodean o son parte del producto mismo. Hacerlos nuestros, usarlos, experimentarlos, incorporarlos, adquirirlos o comprarlos es la condición necesaria para poder pertenecer al grupo de referencia elegido.

Pero, ¿cómo puede saber el consumidor cuáles son estos signos y qué valor poseen en realidad para un determinado grupo o instancia social?. Incluso, ¿cómo saber a qué grupo o instancia social realmente se debe pertenecer?

En las últimas décadas el marketing y la publicidad han hecho denodados esfuerzos para “orientar” al consumidor respecto a estas interrogantes. Sin embargo, son básicamente 3 los factores o fuerzas que jalan y empujan al consumidor a “seleccionar” sus grupos o instancias sociales: la presión social, el mercado de consumo y la presión mass-mediática. Decimos “jalan y empujan” porque estas 3 fuerzas se neutralizan a su vez de manera coordinada para que la sociedad, el sistema, el mercado y aparato comercial sigan funcionando de manera eficiente según sus intereses.

La presión social aporta los modelos de persona aseguir mediante los valores individuales, las aspiraciones sociales, el comportamiento en grupos y sus reglas. El mercado de consumo nos enseña y guía respecto a que el consumismo es una actitud frente al bienestar y su actividad es necesaria para la supervivencia y satisfacción de las necesidades a todo nivel. Por su parte, la fuerza de los medios de comunicación masiva y de grupos intercomunicados (como las redes sociales en internet) nos informan, direccionan e influyen a través de los mensajes concebidos a partir de las dos fuerzas anteriores. Por lo tanto, hoy en día un consumidor es un ser social, un agente de mercado y un ente modelado por la comunicación masiva. Y el valor está presente en estas 3 fuerzas necesariamente.


¿COMO IDENTIFICAR Y EXPLOTAR EL VALOR EN UN PRODUCTO O SERVICIO?

Según Porter, el valor se encuentra a lo largo de una cadena (cadena de valor) por lo tanto esto supone que el valor no es uno solo sino varios eslabones “encadenados” donde cada uno va aportando su “participación” de valor al otro y viceversa. Podemos agregar también que esta cadena de valor puede irse profundizando, es decir, cada eslabón puede estar más profundamente enraizado o interiorizado en cada consumidor. Por lo tanto, el valor puede desplazarse en mayor o menor grado a lo largo de una cadena.

Así, cada eslabón o estado puede entonces ser utilizado comercialmente por la empresa para sus objetivos comerciales. Pero, ¿cuál es el más adecuado o apropiado? ¿Cuál es estratégicamente, por decirlo así, el mejor para ser explotado por nuestras actividades de marketing?

Si atendemos a las teorías sobre el posicionamiento (Ries-Trout), la idea de detectar y utilizar una posición determinada es una cuestión estratégica, es decir, la mejor posición que nos sea posible usar para obtener beneficios y ventajas, con la única diferencia que estos autores nos hablaban de posiciones mentales, de conceptos. Sin embargo, como hemos visto anteriormente, el valor es en esencia también una actitud que parte de una posición mental, un concepto, una percepción de las cosas, como parte del bienestar que queremos. Por lo tanto, es perfectamente posible hablar de un posicionamiento de valor.

El posicionamiento de valor, consiste en identificar y precisar de la mejor manera posible, en qué parte del modelo de marketing operativo se encuentran los mejores signos de referencia (mas beneficiosos y ventajosos de utilizar para nuestros propósitos) aludidos anteriormente.

Simultáneamente debemos precisar y planificar qué sucederá con las demás formas de valor que se den en los eslabones asociados y cómo influirán los valores de éstos (positiva y negativamente) en el resultado final. Recordemos que todos los eslabones tienen un valor para el consumidor y este se suma o se resta del resultado final. En consecuencia, las actividades de marketing operativo tienen por finalidad, mantener este estado, garantizando la carga positiva y minimizando o teniendo bajo control la carga negativa para potenciar el posicionamiento de valor señalado. Como se puede comprender, este es un gran trabajo que requiere de mucho control, concentración y esfuerzo disciplinado.




Cuando pensamos en un negocio o empresa, generalmente tenemos como punto de partida a los productos y servicios a ofrecer y cómo se ofrecen (la oferta de mercado). Y son precisamente los productos ya existentes el referente de comercialización más utilizado. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar que estos ya existentes han desarrollado (por planificación o casualidad) su propia cadena de valor, su propio posicionamiento de valor. Copiar este modelo es como querer ocupar el espacio o posición del otro. Recordando una de las leyes básicas de la física, “un cuerpo no puede ocupar el espacio de otro” -a menos que el primero desaparezca-. Y en el caso de percepciones mentales la cosa se complica más aún porque “aunque algo desaparezca físicamente, puede quedar de aquel su recuerdo de manera duradera o imperecedera”. Por lo tanto copiar la cadena de valor de la competencia es una necedad.

Por fortuna y por desgracia, hoy en día los consumidores modelan el mercado. Es una fortuna porque nos permiten mayores posibilidades de mercadeo al poder desarrollar cadenas y posicionamientos de valor diferenciados a los existentes. Y es una desgracia porque eso implica más trabajo, esfuerzo y dedicación. Pero esa es la realidad y hay que asumirla con responsabilidad.



Si el modelo del posicionamiento del valor hubiera sido presentado hace nada más que veinte años atrás, hubiera sido considerado una locura. ¿A quién se le ocurriría empezar un plan de operaciones de marketing con la segmentación de consumidores? Sin embargo Henry Ford hace décadas hizo exactamente lo mismo cuando afirmó que: “las personas pueden comprar cualquier color de automóvil siempre y cuando este sea negro”. No es que su idea fuera impositiva -ya que él si lo era- y quería que todos compraran autos de color negro, tétrico y casi mortuorio. Lo que en el fondo dijo entre líneas fue: “que lo compren quienes se atrevan a comprarlo así, ese es el precio de la modernidad, del bienestar”. Y punto. Quienes se atrevan a hacerlo entonces conformarían un grupo, un segmento definido, lo que hoy denominaríamos, los audaces e innovadores. Ford buscaba un grupo de personas, un segmento de mercado para sus automóviles, sin preocuparse mucho qué pensaran de éstos los demás.

Pues bien, según nuestro modelo, la cadena de valor comienza con el marketing estratégico. Muchas veces este modelo pareciera estar concebido para grandes empresas, es decir, empresas de gran tamaño, con buena cantidad de personal, inversiones fabulosas y complejos sistemas de mercadeo. No obstante, recalcamos que todas las empresas tienen en esencia la misma estructura. Y la manera en cómo se pueden y deben introducir en el mercado es idénticamente compleja. Por lo tanto hacemos mal en catalogar a nuestra pequeña empresa como un “negocio o negocito” y esquivar las actividades y responsabilidades de marketing que implica llevar a cabo una empresa sea cual fuera su envergadura.

El marketing estratégico consiste, para comenzar, en determinar cuál es la posición, ubicación o actitud comercial que van a fijar los productos y servicios de nuestra empresa en el mercado de manera ventajosa o expectante (cabe ser realista en esto) según su etapa en el ciclo de vida. Es muy importante aquí, recalcar la diferencia entre la empresa y el producto en cuanto a las actividades de marketing antes de poder continuar.

A las actividades de marketing en la empresa denominaremos Dirección de Marketing, es decir, desarrollar un conjunto de políticas generalizadas, jerarquizadas, estandarizadas, analíticamente apropiadas y también definidas bajo un determinado estilo o forma de hacer marketing en toda la empresa y para todas las actividades de la empresa. El Director de Marketing es el encargado de esta función y cada Director tendrá sus propias políticas o formas de hacer marketing a menos que exista una Política Empresarial de Marketing como es el caso de grandes corporaciones, transnacionales y franquicias, las cuales mediante el know-how en buena medida impiden al Director pensar en otras posibilidades de hacer estrategias o tácticas nuevas de marketing. Salvo estos casos, la responsabilidad de tener, desarrollar y administrar una política de marketing correcta le compete al Director.

Por su parte, cuando nos referimos al marketing del producto, estamos frente a las actividades particulares (o derivadas de una política general de marketing) que atañen al producto. Esto es más que lógico y natural debido a que cada producto tendrá de por sí una propia mezcla de mercadeo y por tanto una propia cadena de valor como veremos más adelante. Se suelen confundir ambas actividades (marketing empresarial y de producto) aunque si bien es cierto por jerarquía, la segunda derivaría de la primera.


LA SELECCION DEL POSICIONAMIENTO DEL VALOR

Veamos ahora en qué consiste la selección del valor. Debemos observar, analizar y seguir 3 pasos indispensables:

Segmentación de consumidores

El punto de partida para analizar la segmentación del mercado es el marketing masivo. De acuerdo con esta orientación, el vendedor recurre a la producción, la distribución y la producción masivas de un producto para todos los compradores por igual. El argumento tradicional en defensa del marketing masivo es que crea el mercado potencial más amplio posible, lo que reduce costos y a la vez conduce a precios más bajos o mayores márgenes de ganancia. Sin embargo, muchos detractores señalan que la creciente diversificación del mercado dificulta la práctica del marketing masivo. La proliferación de medios de comunicación y de canales de distribución hace cada vez más difícil y costoso llegar a una audiencia masiva. Algunos consideran que el marketing masivo está en plena agonía. En la actualidad, la mayoría de las empresas recurren al micromarketing, en uno de los siguientes cuatro niveles: segmentos, nichos, áreas locales e individuos.

Marketing de Segmentos.- un segmento de mercado es un grupo de consumidores que comparten necesidades y deseos similares. Pero en realidad un segmento es una clasificación imaginaria de personas que los mercadólogos hacemos con la finalidad de agrupar personas con la finalidad de que se cumplan los 3 requisitos de operatividad en segmentación de mercados: medición, accesibilidad y rentabilidad. Una vez identificado y seleccionado el segmento dirigimos hacia éste nuestros mejores esfuerzos de marketing.

Sin embargo, como indicamos, este segmento es ficticio, por lo menos en cierto sentido, porque no todos sus miembros requieren exactamente el mismo producto y no podremos jamás encontrar un grupo numeroso donde todos piensen, sientan y quieran exactamente lo mismo. Por lo tanto las empresas deben presentar ofertas flexibles a todos los miembros de un segmento. (Anderson & Narus)

Una oferta de marketing flexible se compone de dos elementos: una solución básica que incorpora los elementos del producto o del servicio que valoran todos los elementos de un segmento, y; ofertas discrecionales que valoran determinados elementos de un segmento.

Los segmentos de mercado se pueden definir de muchas maneras, es verdad y eso depende mucho de la experiencia que se tenga sobre las políticas de marketing en la empresa. Sin embargo, cuando recién se comienza o no se tiene demasiada información sobre el know-how de segmentación, una forma acertada de hacerlo es identificar segmentos en base a las preferencias de los consumidores. En este caso utilizamos los 3 patrones de identificación:

1. Preferencias homogéneas
2. Preferencias dispersas
3. Preferencias agrupadas

Modelo Nro. 1 – Segmentación del mercado para helados

Imaginemos que para introducir una marca nueva debemos poder segmentar el mercado de consumidores de helados (a quienes efectivamente gustan y consumen helados). Entonces recurrimos a las preferencias del consumidor para obtener los criterios necesarios de segmentación, preguntando respecto a en qué medida valoran la dulzura y la cremosidad de un helado como atributo principal (obviamente pueden haber otros atributos pero tomamos estos dos como referencia). Veamos cómo aparecerían los patrones de identificación de preferencias observadas:

1. Preferencias homogéneas.- es la muestra del mercado en qué prácticamente todos los consumidores presentan las mismas preferencias. El mercado no presenta segmentos naturales ni subsegmentos. Si esto es así, se puede predecir con facilidad que todas las marcas existentes son similares y se agrupan en un punto medio de dulzura y cremosidad. Esto no facilita el posicionamiento del valor basado en el producto (atributos del producto) ya que casi todos están casi basando su valor en lo mismo, por lo tanto el posicionamiento del valor debe darse en otras posiciones o ser visto desde otra dimensión. Así mismo, no funcionan los argumentos comunicativos orientados al atributo del tipo “el más cremoso”, “tu dulce tentación”, “el que más te gusta” como forma de posicionamiento ya que todos los competidores no solo son parecidos, sino que ese es, por decirlo así, el estándar del mercado. Ante esta realidad, competir, es decir asignar el posicionamiento de valor, basado en estos atributos es un error. Pregunta: ¿podrías identificar otro punto en donde establecer mejor el posicionamiento del valor?
2. Preferencias dispersas.- en el extremo contrario, se observa que las preferencias de los consumidores están un tanto dispersas, es decir, sus opiniones y preferencias varían considerablemente. En este caso es predecible recrear la forma en que entraron los competidores en el mercado: el primero lo hizo para abarcar el mayor número de consumidores (marca líder); el segundo intentaría situarse cerca del primero y luchar por ganar una buena participación de mercado (marca seguidora); un tercero intentaría ante la saturación de la oferta por los dos primeros y la poca participación de mercado disponible, situarse en el extremo para atraer al grupo de consumidores que no están satisfechos con las marcas principales (marca retadora) e ir quitando poco a poco consumidores a la competencia. Podría inclusive existir un cuarto competidor que intentará aprovechar los vacíos de concepto dejados por los demás en una maniobra bastante arriesgada e inusual (marca innovadora) que a la larga podría significar un cambio radical en el mercado de tener éxito (cabe señalar que pueden haber varios segundos, varios terceros y varios cuartos competidores). En este caso, las marcas presentarían estas características: el líder definiría por defecto el centro de las preferencias en cuanto a lo que es dulzura y cremosidad, los demás se medirían como “más o menos dulce/cremoso que la marca X (el líder)”; así el líder define el estándar de los atributos (“la marca X el sabor del helado”). El segundo, trataría de mostrar ligeras variantes de valor respecto al líder pero imitando -por una cuestión de garantizar su permanencia en el mercado- los mismos o parecidos atributos de dulzura/cremosidad del líder (“la marca Y es más económico”, “la marca Y rinde más”). El tercero tendría necesariamente que dar giros estratégicos a estos atributos basándolos en otras propiedades tales como los sabores (con otras frutas o combinaciones de sabor, o quizás mayor cantidad de sabores, tomando en cuenta que el atributo dulzura/cremosidad del mercado es indiferente ya que sus preferencias están dispersas; “la marca Z tiene los sabores que esperabas” –se refiere a sabores antes inexistentes o utilizados sin mencionar la dulzura/cremosidad de los mismos-). Mientras que un cuarto intentaría cambiar en sí mismo el concepto del mercado de helados ofreciendo un concepto más unificador a esta dispersión –los demás simplemente no lo hacen- tratando de agrupar consumidores en un concepto central “desde ahora el sabor del helado se llama W” (recordemos que el retador o tercero confronta a los líderes pero casi en los mismos términos de éstos; mientras que el innovador o cuarto pretende echar abajo los tradicionales paradigmas del mercado y la competencia). Pregunta: ¿podrías desarrollar otros conceptos para terceros y cuartos competidores?
3. Preferencias agrupadas.- en ocasiones, el mercado presenta grupos de preferencia diferentes –no dispersas- denominados segmentos naturales del mercado. En este caso podría darse quienes prefieren helados muy cremosos, otros prefieren helados muy dulces, otros helados nada dulces o nada cremosos, etc. En este caso la predictibilidad del mercado está definida por la posición del líder (en llegada al mercado). La primera empresa en llegar al mercado (el líder) tiene 3 opciones:
a. Posicionarse en el centro con la esperanza de atraer a todos los grupos de consumidores posibles mediante un estándar de atributos dulzura/cremosidad promedio. “Somos el auténtico sabor del helado”;
b. Posicionarse en el segmento más amplio (marketing concentrado). “X es el helado que más personas prefieren”;
c. Desarrollar distintas marcas para posicionarlas en segmentos diferentes. “Un mundo de sabor y variedad para ti” (corporativamente hablando)
El seguidor (segundo) buscará igualmente estar cerca al medio, sobre el segmento más amplio y diversificarse en algunas marcas. “La marca Y es una nueva opción en sabor y precio”. El retador (tercero) definitivamente buscará alejarse del medio, orientarse a segmentos más pequeños (marketing diferencial) o nichos desatendidos por el líder y sus seguidores creando marcas para éstos y para desde ahí establecer sus trincheras comerciales y hacer crecer dichos segmentos (lo que con el tiempo podría convertirlo en el líder desde otra ubicación). “Desde ahora el helado tiene un nuevo concepto: Helados Z”. El innovador (cuarto) tiene las cosas más complicadas en este caso ya que los consumidores no están dispersos sino concentrados en varios grupos. Su estrategia podría radicar en “crear” nuevos grupos de concentración mediante a) La dispersión y reconcentración de consumidores (marketing radical). “Te invitamos a probar y quedarte la marca W”. “Cuando pruebes la marca W comprenderás a qué sabe un helado de verdad”, o; b) Haciéndolos parecer desatendidos (marketing de guerrillas) y creando para ambos casos nuevas marcas con políticas comerciales muy agresivas. “W es para la juventud incomprendida”, “W es el helado que cuida tu figura”. Pregunta: ¿podrías a partir de la posición del líder (desarrollo de distintas marcas para posicionarlas en segmentos diferentes) establecer estrategias eficientes para marcas retadoras e innovadoras? ¿De qué manera un seguidor podría pasar a convertirse en un retador e innovador respectivamente?

No obstante, cuando una empresa recién va a comenzar sus actividades y pretende desarrollar una cadena de valor, la figura propuesta se puede invertir. Cabe entonces pensar por dónde comenzar. Veamos algunos puntos de inicio típico en la cadena de valor:

Segmentación de mercados.- algunas empresas consideran que el valor comienza cuando se elige apropiadamente el segmento de consumidores correcto. Es verdad, pero tiene algunos problemas cuando como por ejemplo no sabemos exactamente quiénes son, dónde están o están muy dispersos. Los intentos por segmentar en grupos homogéneos en el Perú -como en el caso de la segmentación de Arellano- puede arrojar por resultado variables muy psicográficas y poco geográficos lo que dificulta a selección de canales apropiados. Si es así, o mejor sería establecer el posicionamiento de valor por otro lugar.

lunes, 28 de diciembre de 2009

¿SABES REALMENTE...

cómo se planifica y desarrolla una campaña comercial?

Si te dedicas al marketing, la publicidad o a la comunicación comercial, básicamente muchas veces pensarás en tener un buen producto, hacer una buena promoción y con una buena publicidad. Quizás sea obvia esta afirmación, pero… ¿a qué denominamos “bueno”?… ¿lo sabes?

La mentalidad de los consumidores está constantemente cambiando y no está quieta en un solo lugar. Lo que éste busca es interactuar con los productos y servicios de manera tal que “encajen” con sus expectativas. Interactuar y encajar con las expectativas son las claves del éxito comercial. Interactuar y encajar son los “buenos” de toda campaña

¿Y dónde quedan entonces el producto, la promoción y la publicidad? ¿Acaso no son o deberían ser “buenos” también?

Lo “bueno” es un concepto abstracto, relativo, intermitente y hasta caprichoso. Como lo son también los consumidores. Entonces cabe saber determinar cuándo y dónde interactuar con ellos, así cómo desarrollar cualidades y beneficios que encajen con él. Es decir, cerrar el círculo. Para no dejar afuera los demás esfuerzos.

Los “buenos” productos, las “buenas” promociones y la “buena” publicidad no bastan. Es más, a veces ni siquiera sirven de mucho. Pueden estar desfasados y fuera de contexto, a pesar de ser “buenos”. Pueden estar fuera de las expectativas de los consumidores ya que no interactúan en el momento y lugar así como tampoco encajan como el concepto en que son requeridos.

Y entonces ¿qué debemos hacer?

Desarrollar una campaña comercial implica ante todo saber y determinar cómo lograr la interacción y el encaje necesario con el consumidor. Esta debería ser una política permanente de las empresas, pero desafortunadamente no se comprende siempre así por diversas razones.

Afortunadamente existen herramientas y procedimientos que facilitan en mucho las cosas. Pero cabe ser diestro con ellas. Y usarlas, naturalmente. El conocimiento, la experiencia, los instrumentos y grandes dosis de sentido común hacen el trabajo con facilidad.

Al uso de estos elementos en conjunto es que denominamos operatividad.

Operatividad. Es la parte más compleja y simple de entender. La diferencia radica en cómo enfocamos nuestros esfuerzos en las labores comerciales. Si desarrollamos simplemente lo “bueno”, buscaremos coincidir con el mercado. Y ya sabemos que eso es el azar, estar a merced de la suerte.

Pero si interactuamos permanentemente y encajamos eficientemente, no solo estaremos dentro de las expectativas del consumidor, sino en un flujo comercial constante, donde cada campaña es un paso más adelante hacia lo consecución de los grandes objetivos de mercadeo y los logros máximos empresariales. Y es la verdad.

De otra forma, cada campaña es un intento aislado nuevo (y azaroso por demás). Una nueva forma de presentar el producto, una nueva promoción, una nueva publicidad. Es volver a comenzar y perder buena parte de lo que se ganó anteriormente. Y es entonces allí donde nos preguntamos: ¿dónde fallamos? ¿es que acaso no tengo un buen producto…?

SOBRE NUESTRO TALLER

En nuestro taller vamos a operativizar las actividades de marketing y no solo a comprenderlas. Vamos a conocer, desarrollar y utilizar las herramientas de comunicación y mercadeo que son necesarias para interactuar y encajar con el consumidor, sobre planes típicos de campaña y a través de ellas.

Vamos a ponernos en movimiento desarrollando unidades de control, planes de campaña con objetivos concretos, unidades de comunicación visual y publicitaria (piezas gráficas y de otros medios) para lograr el soporte completo de una oferta concreta de mercado.

En conclusión, vamos a desarrollar todo lo que sea necesario para lograr planear, implementar y desarrollar campañas completas de mercadeo incluyendo la comunicación y la publicidad.

La idea es que al finalizar el taller, te encuentres en capacidad para organizar todas estas actividades y tomar el control de ellas de una manera coherente, funcional, rentable y creativa.

Es aprender y poner en práctica sobre la marcha todos los conceptos y herramientas que el marketing y la publicidad ponen hoy en nuestras manos para sacar adelante nuestras campañas, proyectos comerciales y empresas.

DESARROLLO TEMATICO


MARKETING OPERATIVO

  1. Dimensión y alcances de marketing en la actualidad – hacia donde apuntan las actividades de marketing
  2. Funcionamiento de las operaciones de marketing y como podemos establecer su efectividad para la empresa
  3. Organización de las actividades de marketing de manera estratégica, es decir, útil y rentablemente
  4. Desarrollo de los instrumentos necesarios para desarrollar las actividades de marketing, como se planifican y diseñan de acorde a las necesidades de nuestra empresa
  5. Aplicación y mantenimiento de estos instrumentos de marketing en la empresa
  6. Retroalimentación de la eficiencia empresarial a través del marketing operativo y sus instrumentos
  7. Planificación y presupuestación las operaciones de marketing operativo
  8. Medición de la efectividad de las operaciones de marketing
  9. Planificación y desarrollo de la función promocional de mercadeo de la empresa basado en objetivos comerciales y empresariales (políticas de marketing)
  10. Estructuración de las campañas de marketing según los objetivos funcionales de la empresa
  11. Presupuesto e implementación las campañas a lo largo del plan de marketing
  12. Monitoreo y registro de sus funciones para su reutilización en el tiempo

COMUNICACIÓN COMERCIAL
  1. Función de la comunicación comercial en las actividades comerciales de la empresa
  2. Planificación y selección de los elementos apropiados para una comunicación eficiente en los esfuerzos promocionales de la empresa
  3. Impacto y eficiencia en los mensajes y comunicaciones.
  4. Análisis y selección de los soportes o medios en comunicación de manera eficiente
  5. Planificación de las actividades de comunicación comercial y publicidad para la empresa
  6. Desarrollo de campañas de comunicación acorde a los objetivos de mercadeo de la empresa y sus campañas
  7. Aplicación de estrategias de comunicación comercial y mercadeo a través de la publicidad
  8. Aplicación y monitoreo de campañas de comunicación comercial y publicidad

INFORMACION ADICIONAL SOBRE EL TALLER

El taller está dirigido al personal con experiencia (recomendable) y profesionales del:

• Marketing.
• Publicidad.
• Comunicación Comercial y el Diseño Gráfico-Publicitario.

Metodología:
80% práctico / 20% teórico
Duración:
24 semanas / 5 horas por semana / 120 horas académicas
Modalidad:
Semipresencial (taller presencial y materiales didácticos virtuales)
Certificación:
Especialidad en Marketing Operativo y Comunicación Comercial (Campañas) a título de nuestra institución (Upgrading, Publicidad y Mercadeo)
Docentes:
Harold Ferrer Luna (marketing) y Dennis Gutiérrez Zamora (publicidad)
Horario:
Sábados de 3 a 8 p.m.
Lugar:
Av. Arequipa 2638 – Lince (Global Institute)
Informes:
upgradingperu@hotmail.com / 997633177 - 3323357
Inicio:
09 de enero
Término:
29 de mayo
Inversión:
S/. 160 mensuales (sin cuota de inscripción)
Inscripción:
Consultar (cupos limitados)